Judith Butler nos habla en Cuerpos que importan de su propuesta del falo lesbiano.
Según el psicoanálisis lacaniano, el falo es el significante universal. Es una serie de estructuras lingüísticas y culturales que preceden al sujeto y que le determinan como sujeto. El falo es el significante privilegiado de lo simbólico. Lo simbólico es, para Butler, solamente la reificación de aspectos generados en el orden de lo social. El falo simboliza el pene pero no es el pene: al simbolizarlo, se aleja de él. Pene y falo no pueden ser la misma cosa porque “la simbolización aparta lo simbolizado de su conexión ontológica con el símbolo mismo” (Cuerpos que importan, p. 132).
Si el falo es un efecto imaginario que ha quedado reificado, entonces su lugar estructural no está fijado y puede ser desplazado. Butler se pregunta entonces por qué se considera que el falo requiere esa parte del cuerpo concretamente y no cualquier otra. Butler postula el carácter desplazable del falo de forma que el falo pueda simbolizar cualquier otras parte del cuerpo que no sean el pene (manos, muslos, piernas, etc.), posibilitando así una resignificación lesbiana del falo.
El falo es una idealización con la que ningún cuerpo puede encajar y precisamente por eso “el falo es una fantasía transferible y su vínculo naturalizado con la morfología masculina puede cuestionarse a través de una reterritorialización agresiva” (Cuerpos que importan, p. 137). Al verse cuestionado su vínculo con la morfología masculina y poder ser vinculado a cuerpos femeninos, el falo desplazado “cuestiona la estabilidad tanto de la morfología «masculina» como de la femenina” (Cuerpos que importan, p. 137).
Así pues, los ejercicios de subversión pueden hacerse desde dentro; se pueden utilizar elementos masculinos para subvertir el orden masculinista. Butler busca con la subversión el cuestionamiento de la base del orden masculinista mediante el desplazamiento de su supuesto lugar natural. Butler busca con su propuesta del falo lesbiano el desplazamiento de lo simbólico hegemónico de la diferencia sexual binaria y heterosexual para ofrecer imaginarios alternativos. Se utilizan los propios elementos del orden masculinista falogocéntrico para subvertirlo desde dentro, no buscando elementos exteriores.