La segunda ola surge en los años 60 y 70 y asienta conceptos importantes que aún hoy se siguen discutiendo. Influyó enormemente el libro El segundo sexo de Simone de Beauvoir. Casi todas las feministas de la segunda ola hablan de cómo recibieron la lectura de El segundo sexo. Este libro cayó como una bomba en el contexto de todos los movimientos sociales que se vivían en esa época en Estados Unidos (movimientos pacifistas y antimilitaristas en contra de la guerra de Vietnam, movimientos estudiantiles, movimientos a favor de los derechos de los homosexuales y de las personas negras, nacimiento de la nueva izquerda y de a contracultura, revisión del marxismo tradicional...); el feminismo nació al calor de todos los demás movimientos.
Surgieron varios tipos de feminismos. El feminismo liberal (Betty Friedan), consideraba que existía una desigualdad en la esfera pública, y propone que las mujeres salgan de la esfera privada para insertarse en la esfera pública. Será en esa esfera pública en la que las mujeres habrán de realizarse, a través de su actividad laboral, y será ahí también donde podrán ser tratadas y reconocidas como iguales. El feminismo liberal es igualitarista, pero reformista: se inserta dentro del capitalismo neoliberal, pretendiendo reformarlo, pero sin salir de él.
El feminismo radical (Ti-Grace Atkinson, Kate Millet, Shulamith Firestone, Monique Wittig) es tambén igualitarista, pero no reformista: busca la raíz del problema de la opresión. Ya no sólo se habla de desigualdad sino de opresión. El feminismo radical se separó entre aquellas feministas radicales socialistas que creían que el capitalismo era la causa de la opresión, y entre aquellas que creían que la opresión tenía raíces más profundas.
También surgió un feminismo no igualitarista sino basado en la diferencia irreductible entre hombres y mujeres: el feminismo de la diferencia sexual (Luce Irigaray, Hélène Cixous, Luisa Muraro). El camino para la liberación de la mujer pasa por la creación de una contracultura femenina. Este tipo de feminismo, que ha sido criticado en ocasiones por ser esencialista, se desarrolló sobre todo en Francia y en Italia.
Una de las cosas que tenemos que tener en cuenta cuando oímos alguna alusión al feminismo, es que no sólo existe una teoría monolítica, sino que existen una multitud de teorías y prácticas diferentes.