30.11.11

Segunda Ola: Feminismos, en plural

La segunda ola surge en los años 60 y 70 y asienta conceptos importantes que aún hoy se siguen discutiendo. Influyó enormemente el libro El segundo sexo de Simone de Beauvoir. Casi todas las feministas de la segunda ola hablan de cómo recibieron la lectura de El segundo sexo. Este libro cayó como una bomba en el contexto de todos los movimientos sociales que se vivían en esa época en Estados Unidos (movimientos pacifistas y antimilitaristas en contra de la guerra de Vietnam, movimientos estudiantiles, movimientos a favor de los derechos de los homosexuales y de las personas negras, nacimiento de la nueva izquerda y de a contracultura, revisión del marxismo tradicional...); el feminismo nació al calor de todos los demás movimientos. 


Surgieron varios tipos de feminismos. El feminismo liberal (Betty Friedan), consideraba que existía una desigualdad en la esfera pública, y propone que las mujeres salgan de la esfera privada para insertarse en la esfera pública. Será en esa esfera pública en la que las mujeres habrán de realizarse, a través de su actividad laboral, y será ahí también donde podrán ser tratadas y reconocidas como iguales. El feminismo liberal es igualitarista, pero reformista: se inserta dentro del capitalismo neoliberal, pretendiendo reformarlo, pero sin salir de él.

El feminismo radical (Ti-Grace Atkinson, Kate Millet, Shulamith Firestone, Monique Wittig) es tambén igualitarista, pero no reformista: busca la raíz del problema de la opresión. Ya no sólo se habla de desigualdad sino de opresión. El feminismo radical se separó entre aquellas feministas radicales socialistas que creían que el capitalismo era la causa de la opresión, y entre aquellas que creían que la opresión tenía raíces más profundas. 

También surgió un feminismo no igualitarista sino basado en la diferencia irreductible entre hombres y mujeres: el feminismo de la diferencia sexual (Luce Irigaray, Hélène Cixous, Luisa Muraro). El camino para la liberación de la mujer pasa por la creación de una contracultura femenina. Este tipo de feminismo, que ha sido criticado en ocasiones por ser esencialista, se desarrolló sobre todo en Francia y en Italia. 

Una de las cosas que tenemos que tener en cuenta cuando oímos alguna alusión al feminismo, es que no sólo existe una teoría monolítica, sino que existen una multitud de teorías y prácticas diferentes. 

24.11.11

25 noviembre: Concentración contra la Violencia de Género en Zaragoza

La Coordinadora de Organizaciones Feministas de Zaragoza convoca a la concentración bajo el lema “ALZA TU VOZ CONTRA LA VIOLENCIA MACHISTA” que tendrá lugar en Zaragoza en la Plaza de España el próximo viernes día 25 de Noviembre de 2011 a las 19.30 horas.

Este año se leerá un manifiesto acompañado por una performance que ilustrará de forma visual el sufrimiento y la vergüenza por seguir soportando esta lacra social que viven muchas mujeres.

La denuncia y expresión de los micromachismos como comportamientos “invisibles” de violencia y dominación hacia la mujer.

Se hará especial hincapié en las mujeres asesinadas este año en todo el Estado y un reconocimiento específico a las dos mujeres que han muerto a manos de sus parejas en Zaragoza.

Desde la Coordinadora de Organizaciones Feministas de Zaragoza piden a toda la ciudadanía que se una a la convocatoria de la concentración, como demostración activa de la implicación y lucha contra un problema que es de todas y de todos y contra el que manifestamos nuestra total repulsa.

Manifiesto Coordinadora de Organizaciones Feministas de Zaragoza:

En el día Internacional contra la Violencia de género, desde la Coordinadora de Organizaciones
Feministas de Zaragoza manifestamos nuestra indignación por seguir sufriendo que lamentar la presencia de esta lacra social en nuestro entorno.

Los asesinatos machistas han arrebatado la vida este año a 79 mujeres en España y en concreto a dos mujeres en Zaragoza. Los medios de comunicación nos transmiten el lugar y la fecha de cada muerte, los detalles del suceso. Nos hemos acostumbrado a escuchar que miles de mujeres denuncian a sus parejas por malos tratos; humillaciones, insultos, golpes, violaciones. La violencia de género sigue incrustada en la vida cotidiana de nuestro país y ha llegado a percibirse como algo habitual, normalizado.

Se considera un mal menor, algo con lo que hay que vivir, y que queda fuera del control de la sociedad. Sigue considerándose un problema privado. Sin embargo, el machismo, germen de la violencia contra las mujeres, tiene múltiples manifestaciones sociales, económicas, políticas, culturales e individuales, y sólo algunas de ellas se perciben claramente como machistas en nuestra sociedad.

La delegación del trabajo de cuidados en las mujeres; el no compartir las tareas domésticas; la avaricia de reconocimiento hacia lo masculino; la desautorización de la opinión de la mujer; el uso abusivo del espacio físico y del tiempo por parte del varón, y un largo etcétera… son los llamados micromachismos; concreciones más sutiles del poder masculino que caracterizan nuestra cotidianeidad, que hacen muy difícil la creación de relaciones horizontales entre hombres y mujeres.

Además, en el contexto económico en que nos encontramos en los últimos años, nos enfrentamos a una dura regresión en derechos laborales y sociales. Los recortes en los presupuestos de educación, sanidad y otros servicios sociales, incluyen aquellos que afectan a servicios relacionados con igualdad de género, prevención de violencia machista y atención a las víctimas.
Al igual que la educación o la sanidad, la igualdad de género no es lujo del que se pueda prescindir.

Es necesario denunciar con contundencia las múltiples situaciones, creencias y planteamientos machistas. Sólo señalándolos con el dedo seremos capaces de erradicarlos.

¡Alza tu voz contra la violencia machista!
Somos la voz de las que no tienen voz,
Somos la voz de las que no tienen voz…

Y para finalizar, os pedimos un minuto de silencio por todas las mujeres asesinadas por violencia machista.

23.11.11

En 1949, en un momento en el que la Primera Ola ya estaba apagada y en el que la Segunda Ola feminista aún estaría por llegar, publica Simone de Beauvoir su obra El segundo sexo, traducida ya en 1953 al inglés. La temprana traducción de esta obra al inglés causó un importante impacto en la teoría y práctica feminista norteamericana. En España, se tuvo que esperar a la aparición de una traducción argentina en 1962. 

El segundo sexo es una obra esencial para entender la opresión de las mujeres: insiste en que no está relacionada con lo biológico o con lo anatómico (con el sexo) sino con toda una serie de construcciones culturales e históricas (el género). Ser mujer no depende de la biología, pues no somos mujeres de nacimiento. El ser mujer es fruto de un devenir, de un llegar a ser, de un proceso que tiene que ver con el contexto cultural y no con la biología.

La opresión, para Beauvoir, está provocada por el sistema patriarcal occidental. Todas las instituciones y la organización social forman modos de estar en la sociedad que son opresores para las mujeres. Es un problema muy complejo, ya que es todo el contexto social el que opera lentamente pero contundentemente sobre las mujeres desde muy nacimiento y, así, es muy difícil tomar conciencia de ello y luchar en contra. Los roles de las mujeres desde su nacimiento están asignados según las diferentes etapas de su vida (niña, adolescente, madre, soltera, casada, lesbiana, etc.).

Simone de Beauvoir ni siquiera había sido consciente del sexismo y pensaba que no había sido discriminada por ser mujer. Sin embargo, al ir recopilando información para escribir su obra, en la que quería plasmar el qué significaba ser una mujer, en qué le había marcado o condicionado ser una mujer, comenzó a darse cuenta de que no había sido consciente de la discriminación y de la opresión, y comenzó a desarrollar una conciencia feminista: militó como feminista teórica y activista en el Mouvement de Libération des Femmes a partir de los años 70. 

Dejo aquí un bonito documental sobre Simone de Beauvoir, realizado en 2007 por Virginie Linhart:





22.11.11

La Declaración de los Derechos de la Mujer y de la Ciudadana - Olympe de Gouges

La petición de las mujeres en 1789 no fue ni mucho menos escuchada, y aún dos años después Olympe de Gouges seguía haciendo la misma reivindicación en su Declaración de los derechos de la mujer y de la ciudadana

Olympe de Gouges, dramaturga instruida e inteligente, considerada demasiado fantasiosa y extravagante, politizó sus obras con la llegada de la revolución. Escribió pidiendo talleres para los desocupados, un impuesto voluntario sobre la riqueza, mejores condiciones de los hospitales de maternidad y contra los privilegios de los aristócratas, aunque su posición política fue la de apoyar la monarquía constitucional.

 Una lectura de la Declaración de los derechos del hombre y del ciudadano, nos muestra un uso sexista del lenguaje. Al recibir esta Declaración, las mujeres, acostumbradas a no oír hablar de las mujeres, pensaron que el término “hombre” era un plural en el que ellas podían estar incluidas. Más tarde, no mucho más tarde, se dieron cuenta de que “hombre” y “ciudadano” significan exactamente lo que está escrito. Aún hoy, las mujeres seguimos pensando que cuando leemos “hombre” se está hablando de “persona” o de “ser humano” y sentimos que esa palabra nos representa. Quizá deberíamos atender a esta Declaración para darnos cuenta de que cuando se dice "hombre", se reprensenta sólo al sujeto masculino. 

De Gouges, en su texto, repite casi literalmente algunas frases de la Declaración de los hombres (como la frase: “Las diferencias sociales no pueden tener otro fundamento que la utilidad común”) para hacer hincapié en el hecho de que las mujeres no estaban icluídas en la otra declaración. Las mujeres no eran consideradas miembros del cuerpo social, y los derechos no se les aplicaban.

Olympe de Gouges, para hacer visibles a las mujeres que se habían quedado fuera de ese supuesto universal “hombre”, se refiere constantemente a los hombres y las mujeres, juntos, cuando no se refiere solamente a las mujeres.


En el Preámbulo de su texto, Olympe de Gouges nos dice que la desigualdad de los sexos va contra naturam, y considera que es irracional que el hombre actúe como un déspota con un sexo que está en la plena posesión de sus facultades intelectuales. En los artículos, De Gouges pide por la igualdad de los derechos ante la ley, en cuestiones cívicas y en cuestiones de impuestos y propiedades.

El artículo décimo contiene la frase más célebre de la Declaración de De Gouges: “Nadie debe ser molestado por sus opiniones incluso fundamentales; la mujer tiene el derecho de subir al cadalso; debe tener también igualmente el de subir a la Tribuna con tal que sus manifestaciones no alteren el orden público establecido por la Ley”. Pide aquí por la libertad de expresión para las mujeres; por el derecho a poder manifestar sus opiniones, incluso las políticas, en público; por el derecho a poder hacer uso de una voz femenina que ha sido siempre acallada.

¿Qué son las violencias de género?

Copio aquí una parte de una entrada del blog de Feministes Indignades, con respecto al Día Internacional en contra la Violencia contra las Mujeres (25 de noviembre):

¿Qué son las violencias de género?

Nos referimos a todas las formas que tiene el sistema patriarcal de controlar el binomio “hombre macho”-“mujer sumisa” y que se canalizan desde lo más institucional a lo más personal, poniendo de manifiesto las frustraciones, neurosis, cobardía, embrutecimiento, pretendida superioridad, complejo de inferioridad y estupidez de quién la ejerce.

Violencia de género son los feminicidios.
Violencia de género son las violaciones.
Violencia de género es la invisibilización y criminalización de todas las identidades de género no heteronormativas.
Violencia de género es la negación de nuestro placer (el de nosotras).
Violencia de género es la estigmatización y criminalización de las personas que ejercen un “servicio”, el trabajo sexual, que el patriarcado demanda, compra y quiere controlar.
Violencia de género es la falta de paridad a nivel laboral, es recibir menor salario por igual trabajo.
Violencia de género son las dobles y triples jornadas de las mujeres, no reconocidas ni remuneradas.
Violencia de género es la talla 38 y toda la publicidad y presión social sobre los ideales de belleza y juventud.
Violencia de género es decidir sobre nuestro cuerpo y, negarnos el derecho a decidir.
Violencia de género es la feminización de la pobreza.
Violencia de género es “género singular masculino”, es cuando no me representan en el lenguaje.
Violencia de género es cuando nos criminalizan por no cumplir el mandato “divino” del hombre, macho, blanco, clase media, heterosexual.
Violencia de género en todas las esferas, lo público, lo privado, lo laboral.
Violencia de género en todas partes, en Barcelona, en Catalunya, en el mundo.

21.11.11

La declaración de los derechos del hombre (1789) - Reacción de las mujeres


La Declaración de los derechos del hombre y del ciudadano fue aprobada por la Asamblea Nacional Constituyente francesa el 26 de agosto de 1789, y es uno de los documentos fundamentales de la Revolución francesa. Las mujeres, sin embargo, no tardaron en darse cuenta de que la palabra “hombre” no era un plural universal: no estaba planeado dejarlas participar en estos derechos de ciudadanía. Las mujeres se dirigieron con estas palabras a la Asamblea:

¡Ah, Ilustres Señores!, no permitáis que continúen ocultando ignominiosamente cualidades tan gloriosas para nosotras y tan interesantes para la nación. Atreveos hoy a reparar a favor de nosotros las antiguas injusticias de vuestro sexo; ponednos en condiciones de trabajar como vosotros y con vosotros para la gloria y felicidad del pueblo francés, y si, como lo esperamos, consentís en compartir con nosotras vuestro poder, que ya no debamos esa preciosa ventaja al brillo de nuestros encantos y a la debilidad de vuestro corazón sino únicamente a vuestra justicia, a nuestros talentos y a la santidad de vuestras leyes
(1789-1793. La voz de las Mujeres en la Revolución Francesa. Cuadernos de quejas y otros textos, Barcelona, La Sal, Edicions de les dones, 1989, p. 124).

Dicho esto, presentaron un proyecto de decreto en el cual pedían la abolición de todo privilegio masculino, igualdad de trato, la misma libertad, derechos (derecho a voto, derecho a comprar y vender propiedades, derecho a pertenecer a asambleas de distrito...) y honores que los hombres, igualdad de poder dentro del matrimonio. También pedían que dejara de considerarse a las mujeres como el sexo innoble; de esta manera, para castigar a un militar se dejaría de vestirlo de mujer. Por otro lado, siguiendo con la vestimenta, exigían el derecho a poder llevar pantalones y de que éstos dejaran de ser ropa exclusivamente masculina. 

Las mujeres, en esta petición de 1789, exhortan a los hombres a atreverse a dejar de ser injustos con las mujeres. Y en efecto, estas mujeres eran conscientes de que lo que estaban pidiéndoles a los hombres era todo un acto de valentía. Los hombres tenían que reunir valor y atreverse a dejar de actuar de una forma que ha sido la hegemónica durante siglos. Los hombres, al dejar de ser injustos con las mujeres, estaban lanzando todo un desafío a la cultura establecida y estaban criticando unos valores profundamente enraizados en esa cultura. 

También evidencian con esta petición que, tradicionalmente, el poder de las mujeres se ha asociado a los encantos de la seducción femenina, a los que han sucumbido los hombres, siendo así las mujeres como hechiceras manipuladoras y los hombres como pobres víctimas. Estas mujeres reivindican la posesión de otros talentos con los que poder actuar tanto en su vida privada como en la vida política. Esta consideración de las mujeres como bellas encantadoras está conectado con el tipo de críticas que se les dirigieron a las mujeres que se involucraron en política, normalmente dirigidas al terreno de lo personal, que, decían, utilizaban las mujeres para conseguir sus objetivos. 

Las mujeres piden ser sujetos políticos activos, con derecho a disfrutar de un poder compartido con los hombres. El hecho de que tengan que pedir permiso para tener derechos, pedir permiso para dejar de ser objetos, nos hace evidente el que las mujeres no participaban en esa Declaración de los derechos del hombre y del ciudadano que abrazaron con alegría para pasar a detestar, por ser la constatación de que no se pretendía considerarlas como ciudadanas portadoras de derechos, así como la constatación de que, si querían esos derechos, tendrían que luchar por sí mismas para conseguirlos. 

20.11.11

La primera ola feminista


La primera ola feminista comenzó a desarrollarse en el siglo XVIII. Este primer pensamiento feminista nace en el seno de los debates sobre la igualdad y la diferencia entre los sexos de la Ilustración. Pronto, las mujeres se dieron cuenta de los valores de igualdad, de libertad, etc. que se proclamaban no eran universales, sino que dejaban a las mujeres fuera. 

Así, las reivindicaciones de este feminismo tienen que ver con la petición de reconocimiento de la ciudadanía de las mujeres, del reconocimiento del papel social de las mujeres. Se critica la exclusión de las mujeres del campo de los bienes y de los derechos, la exclusión de las mujeres de la esfera pública. Se pide libertad, igualdad y derechos políticos, especialmente el derecho al voto, para las mujeres. Se pide el derecho al divorcio, el derecho a realizar actividades económicas remuneradas para poder adquirir independencia, el acceso a una educación de calidad. 

Este feminismo se ocupa de la reivincicación de los derechos básicos de ciudadanía de las mujeres, buscando la universalidad real de los valores igualitaristas del la Ilustración.

Enmarcadas en este feminismo podemos encontrar las reivindicaciones de Mary Wollstonecraft, Olympe de Gouges, Sojouner Truth, Clara Campoamor, y de todo el  movimiento sufragista.

19.11.11

Desmontando mitos: el feminismo favorece sólo a las mujeres

El feminismo no es una lucha de mujeres para la liberación de las mujeres, únicamente. El feminismo es la lucha por abolir un sistema que tiene unas rígidas normas de sexo, género y sexualidades que establecen unos roles rígidos que se han de seguir. Tanto los hombres como las mujeres no nacemos sino que nos hacemos, nos construimos en base a unos modelos de masculinidad y feminidad imperantes en el momento histórico que nos toca vivir

Así, el sistema heterosexista en el que vivimos afecta no sólo a las mujeres, sino también, de muchas formas, las vidas de los hombres (y de personas que no se adscriben ni en la categoría de las mujeres ni en la de los hombres); no afecta solamente a las mujeres, sino que es un sistema establecido que toma el control sobre las vidas de todas las personas.

Este sistema potencia relaciones de opresión y de poder entre las personas, dividiéndolas en categorías y subgrupos. Enfrenta a los grupos de población como forma de control y de imposición de los valores hegemónicos.

Pensar que con la lucha feminista se favorece sólo a las mujeres, y no a la sociedad en general; pensar que, incluso, con la lucha feminista se perjudica a los hombres puede ser visto como una analogía de la idea de que con la lucha anti-esclavista sólo se favorecía a los negros y que, de hecho, se perjudicaba a los blancos, que perdían mano de obra gratuita.

La lucha por la liberación de un sector de la población, cualquiera que éste sea, debería ser fomentada y estimulada.

Una vez mas, sentido común.

Aunque se puede discutir, y lo discutiremos, aquello de las “diferenciaciones naturales”, podemos recoger las frases finales de El segundo sexo de Simone de Beauvoir: “para lograr esta victoria suprema [hacer triunfar el reino de la libertad] es necesario, entre otras cosas, que más allá de sus diferenciaciones naturales los hombres y mujeres afirmen sin equívocos su fraternidad”. Tendría, entonces, todo el sentido del mundo si los hombres que se preocupan por la libertad en esta sociedad se preocuparan también por las luchas antisexistas.

 

Qué SÍ es el feminismo

El feminismo es la radical idea de que las mujeres son personas. (Cheris Kramarae y Paula Treichler).

Es decir, como dijo mi sabio alumno: sentido común.

Qué NO es el feminismo



1.- NO es lo contrario del machismo
2.- NO es una lucha contra el hombre
3.- NO es una lucha sólo de mujeres
4.- NO es un movimiento excluyente
5.- NO es un movimiento ni un invento nuevo
6.- NO es una moda ni una tendencia
7.- NO es represión, es liberación
8.- NO es una lucha de mujeres frustradas
9.- NO es una lucha del pasado

18.11.11

La revolución será feminista o no será (parte II)

Foucault ya nos prevenía de la reducción de lo político a lo económico. La política no es solamente ese circo mediático que nos representan en la “vida política”, ni obedece solamente a las actividades de infraestructuras económicas. El poder se extiende como una red sináptica hasta los rincones más recónditos del cuerpo social, de nuestros cuerpos. Y, allí donde hay poder, hay resistencia. Por ello, la resistencia al poder puede darse también a nivel local, a nivel cotidiano, no sólo como forma de lucha que confronta a la clase oprimida contra un gran poder económico monolítico. Este esquema dualista ya no nos sirve.


Las feministas de los años 70 ya intentaron señalar que lo personal es político. Pero las implicaciones políticas de este lema no fueron exploradas por los movimientos de izquierdas. Siempre se han considerado los problemas económicos como más importantes que los problemas personales, locales, cotidianos, corporales. Así, se ha perdido una buena oportunidad de explorar cómo en realidad lo cotidiano, lo que se considera personal, está atravesado y atraviesa la economía. No son problemas separados, ni separables, obedecen al mismo orden de relaciones de poder. Sin embargo, a las feministas de los 70, y a l*s feministas de hoy en día se nos pretende relegar a un segundo plano, considerando que nuestras luchas son menos importantes ahora, en este momento de crisis económica mundial. Pues bien, para mí es evidente que ambas luchas pueden ser simultáneas, sin restarle ni un ápice de efectividad ni a la una ni a la otra sino, más bien, todo lo contrario: el análisis es más profundo, las posibilidades de estrategia subversiva se amplían.

De nada nos sirve intentar levantar el yugo si nos dejamos los grilletes puestos.

17.11.11

La revolución será feminista o no será (parte I)

Para empezar, quiero matizar una distinción básica que suele ser problemática, pues el feminismo ha sido siempre demonizado para tratar de despojarlo de su potencial subversivo: el feminismo no es hembrismo. El feminismo no es la simple inversión del machismo: no es la dominación de las mujeres sobre los hombres, sino la liberación de todas las personas de un sistema heterosexista que nos oprime.

Podemos leer en Feminismo para no feministas. La Vane contra Patrix, de Rosario Hernández Catalán (http://www.femiteca.com/IMG/pdf/Feminismo_Para_No_Feministas_DEF-1.pdf) una cita de Coral Herrera Gómez:

El feminismo no quiere imponer un matriarcado basado en la violencia contra el hombre, como ha sido el patriarcado hasta ahora. No desea dejarlos sin voto, ni violarlos en las guerras, ni mutilar sus genitales en pro de una tradición cultural, ni confinarlos en el ámbito doméstico, ni quiere matarlos por adulterio. El feminismo no pretende que los hombres sean propiedad de sus madres y luego de sus mujeres, ni desea que los hombres cobren salarios más reducidos, ni tampoco querría desterrarlos de las cúpulas de poder mediático, empresarial y político. No quiere traficar con cuerpos masculinos para el disfrute de los femeninos, ni desea que los niños varones estén desnutridos o abandonados en orfanatos, ni, por supuesto, promovería su marginación social o económica. Tampoco vetaría que los niños varones pudiesen ir a la escuela, ni les prohibirían el acceso a la sanidad y la Universidad. Comprendan que eso es una locura que no promueve el feminismo.

El feminismo no es, pues, una simple forma de darle la vuelta al esquema de dominación, sino una lucha por destruir un sistema de dominación que nos afecta tanto a mujeres como a hombres (aunque, evidentemente, de formas bien diferenciadas).

Así pues, como me decía hoy un alumno mío, el feminismo parece cosa de sentido común: es la lucha por que las mujeres puedan votar, no sean violadas en las guerras, ni mutiladas genitalmente, ni confinadas al ámbito doméstico, ni asesinadas por adulterio; la lucha por que las mujeres no sean propiedad de sus padres y después de sus maridos, y por que no cobren menos que los hombres ni sean desterradas de los ámbitos mediáticos, empresariales y políticos; la lucha por que las mujeres dejen de ser objetos con los cuales se trafica para el disfrute de algunos; en definitiva, la lucha por que no sólo las mujeres sino ninguna persona (sea del género que sea, del sexo que sea, se identifique con la identidad sexual que sea o disfrute de la sexualidad que sea) sea discriminada y oprimida. Así que, sí, parece de sentido común para cualquier persona que crea en la posibilidad de la liberación de las personas de los sistemas de opresión actuales.

16.11.11

Presentación

Comienzo hoy mi primer blog. Con él, quiero intentar compartir informaciones que considero interesantes para poder realizar una transformación social feminista. Considero la perspectiva feminista imprescindible para que una propuesta de subversión de normas sociales pueda ser efectiva y satisfactoria. Una propuesta de la que no se puedan derivar consecuencias que transformen positivamente las vidas concretas de mujeres y de minorías sexuales e identitarias será, a mi modo de ver, una propuesta incompleta. He visto cómo se hacen necesarias, incluso urgentes, herramientas que posibiliten mejorar el desarrollo de las vidas de mujeres y minorías sexuales e identitarias en riesgo de exclusión, y éste será el propósito de este blog. Creo en la utilidad de esta búsqueda de recursos que subviertan la rigidez de ciertas normas relacionadas con cuerpos, géneros y sexualidades, pues afectan directamente a las vidas de muchas personas.

Así pues, intentaré presentar aquí textos, videos, iniciativas, noticias, etc., que puedan servirnos como herramientas para subvertir el rígido sistema de género, sexo y sexualidades.