30.4.12

Virgjineshtë, vírgenes jurados


En el sistema occidental, regido por normas rígidas y bipolares de sexo, género y sexualidad, los individuos han alinear su anatomía con el sexo que se les asigna al nacer, con su identidad de género, su comportamiento y su orientación sexual. Aquellas personas que no encajan en una de las dos categorías de sexo (mujer u hombre), o cuya sexualidad se sale de la norma de lo inteligible, o cuya identidad de género no corresponde con lo que se esperaría de su anatomía, no encuentran un lugar en el mundo en nuestra sociedad. Sin embargo, la antropología nos ha mostrado que en algunas sociedades existen uno o más roles de género o experiencias corporales que no se adecuan a este esquema. Algunas de estas configuraciones diferentes de las normas de género y sexo son: dos espíritus en culturas indoamericanas, fa’afafine en Polinesia, vírgenes jurados en los Balcanes, hijras en India y Pakistan, bugis en Célebes, mollies en la Inglaterra del s. XVIII, muxes en las culturas zapotec de México.


Los vírgenes jurados son personas asignadas al sexo femenino de nacimiento que cambian su género por uno masculino en la edad adulta. Tienen un rol tradicional en los Balcanes: en la Bosnia eslava, Serbia, Montenegro, Croacia, Albania, en algunas regiones de Rumanía y Grecia, y entre los pueblos romaníes. Suponen la única alternativa institucionalizada a nuestro sistema de sexo/género/sexualidad en Europa. 
 
Existen al menos dos razones forzadas por las cuales una mujer pasa a tener un rol masculino en estas sociedades balcánicas: al rechazar un matrimonio y para salvar a la familia de la deshonra, jurando su virginidad de por vida y pasando a vivir como un hombre; ante la ausencia de una figura masculina que actuase como autoridad en la familia. 
 
Algunas de ellas toman su decisión voluntariamente para huir de la situación que sufren las mujeres y para alcanzar así cierta liberación y garantizarse el acceso a ciertas actividades prohibidas a las mujeres. Sin embargo, existen limitaciones y excepciones: pasan a tener el estatus legal y social de un hombre, pero se les prohíbe mantener relaciones sexuales con cualquier otra persona. Por otra parte, estas personas son siempre consideradas como hombres pero son inmunes a las enemistades y venganzas masculinas ente clanes. 
 
Este esquema supone una organización diferente de las normas de sexo y género, pero se inscribe en un contrato social basado en la heterosexualidad obligatoria: deben realizar un juramento de castidad para evitar que se den situaciones de ambigüedad y sexualidades no normativas. Estas personas, si bien viven una desconexión entre el sexo asignado de nacimiento y el género con el que se les reconoce socialmente, se ven insertas en un contrato social heterosexual que les obliga a jurar eliminar de su vida cualquier relación afectivo-sexual con cualquier persona. 

Aquí un vídeo corto (en inglés) que incluye una entrevista a un virgen jurado albanés. Clic aquí.

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