Esta imagen fue publicada hace ya un tiempo (en 2008) por The Arabist junto al comentario: "No serás capaz de pararlas [a las moscas: los hombres], pero puedes protegerte. ¡El que te creó sabe lo que es mejor para tí!".
Sin embargo, esta imagen que pretendía ser propaganda pro-hijab ha tenido un efecto imprevisto que aplaudo.
En el blog de Aliaa Elmahdy, Reem Abdel Razek nos cuenta su historia con el hijab. Nos cuenta cómo a los 10 años, viviendo en Arabia Saudí, su padre le obligó a comenzar a llevar el hijab para que los adultos dejaran de considerarla como una mala chica. El suceso que desencadenó la decisión de su padre fueron los comentarios de otro hombre adulto cuando la niña de 10 años estaba jugando despreocupadamente en un parque de atracciones con su hermano pequeño.
Ocho años después, le enviaron esta imagen, y le llegó a lo más profundo. Cuando se miró en el espejo tras ver esta imagen, lo que vio no fue un chupachups, sino un ser humano con cerebro, sentimientos, emociones. Leyó críticamente sobre el velo y decidió que no era para ella. Le llamaron puta, lunática, zorra, le torturaron, le humillaron y la echaron de casa.
Quienes idearon esta imagen del chupachups, seguro que no se veían venir esta reacción. Afortunadamente, los enunciados, las imágenes, los mensajes, están abiertos al fracaso, y en ese fracaso podemos encontrar la fuerza para subvertir el mensaje que nos pretenden hacer llegar y lanzar nosotras nuevos mensajes con nuevos significados.
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