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7.5.14

Qué yuyu da el feminismo. Usos y abusos de la palabra F.

He leído hoy una noticia sobre personas famosas que odian denominarse a sí mismas como feministas. Aparecen en la lista nombres como Lady Gaga, Demi Moore, Susan Sarandon o Sarah Jessica Parker. Muchas de ellas, además, contraponen feminismo a humanismo, y se consideran personas humanistas, rechazando el feminismo. 

Estas mujeres han caído en la trampa que nos han tendido a todas: presentarnos el feminismo como una cuestión o de mujeres lloriqueantes que se hacen las víctimas, o de marimachos comehombres que pretenden lesbianizar el mundo. Pienso yo: no hay nada de malo en lloriquear de vez en cuando, que bastante nos toca soportar, y tampoco hay nada de malo en ser una marimacho. Sin embargo, estas mujeres creen que sí, y se definen como mujeres fuertes, independientes y no feministas, sino humanistas. ¡Qué bien! Somos todas personas y ya hemos solucionado el problema, ¡yuju!

También me he encontrado últimamente con una avalancha de imágenes de mujeres sujetando carteles que dicen "No necesito feminismo porque...", y explican a continuación sus razones para no ser feministas. Es impresionante la cantidad de etiquetas #I don't need feminism que hay en Tumblr. Esto es una réplica al interesantísimo y potente proyecto "Who needs feminism?".



Llevo unos días pensando en el uso y abuso que se hace de la palabra "feminismo". Por una parte, hay quienes rechazan llamarse feministas y aseguran que, por el contrario, creen en la igualdad. Por otra parte, están las que creen que ellas son las verdaderas feministas e insultan a las feministas autónomas y activistas. Con sorpresa mayúscula oí a las tertulianas de Intereconomía comentar la procesión de la Hermandad del Coño Insumiso de Málaga, definiéndose ellas como feministas y afirmando que esta acción manchaba el buen nombre del feminismo. 



Ellas son las verdaderas feministas, y las activistas de base somos unas guarras. La cuestión es dejar el asunto sin tratar. Las que se consideran humanistas no atienden a las discriminaciones específicas y creen que es victimista señalar las opresiones de género; las otras, se quedan en lo políticamente correcto y, de igual manera, desactivan la lucha.

Y vosotras, ¿habéis detectado más abusos y tergiversaciones del feminismo?

28.1.14

Clítoris: marca del diablo


Adelanto de lo que estoy gestando para el número 2 de la revista Turba Filosofíapolítica, que será un monográfico sobre órganos y vísceras. Lo mío, para variar, los genitales femeninos y los considerados como ambiguos y abyectos.

"Durante un proceso por brujería en el año 1593, el esbirro a cargo del examen (un hombre casado) descubrió evidentemente por primera vez un clítoris y lo identificó como una marca del diablo, prueba segura de la culpabilidad de la acusada. Era un «pequeño trozo de carne sobresaliente, como si fuera una tetilla, de media pulgada de largo» que el ayudante del verdugo «vio a simple vista pero estaba escondido, puesto que se encontraba en un lugar muy secreto que era indecoroso mirar; sin embargo, finalmente, ya que no estaba dispuesto a callar una cosa tan rara», mostró la cosa a varios espectadores. Los espectadores no habían visto jamás algo así [sic]". 

Barbara Walker, The Woman's Encyclopedia of Myths and Secrets.



7.9.12

Menos mal que está Von Sohel previniéndonos sobre la homosexualidad...




Ayer encontré en un mercadillo (Remar, para más señas…) un libro que es una joya: La biografía de la homosexualidad, de Helmuth Von Sohel (1964). Este libro comienza con una cita del Levítico (XX, 13): “Si uno se acuesta con otro como se hace con una mujer, ambos hacen cosa abominable y serán castigados con la muerte; caiga sobre ellos su sangre”.

El texto tiene como objetivo el informar al público de una de las lacras de la Humanidad (sic. Sí, así con mayúsculas) que ha sido sibilinamente silenciada: la homosexualidad. Dice von Sohel: “Hablar de tales lacras, ponerlas al descubierto es no sólo conveniente sino necesario; es un deber para con la sociedad, de prevención y advertencia”. 

Menos mal que, ya en el prólogo, nos advierte el autor de que es un libro en el que no hay pornografía; ya mi mente calenturienta estaba anticipando explícitas imágenes de sodomía y lesbianismo.

Von Helmut lo dice todo tan bien que voy a pasar a poner fragmentos de su obra, que no tiene desperdicio.

“Los más famosos criminologistas están acordes en señalar al homosexual como a un enfermo de índole peligrosa, y esta condición la recogen los Códigos Penales de casi todo el mundo”.

“La homosexualidad es, pues, algo  más que un vicio o una enfermedad secreta, ya que tiene proyecciones criminales. ¿Quién pretenderá entonces que se silencie su existencia, sus condiciones de desenvolvimiento, sus características y peculiaridades?... ¿Quién puede permanecer impasible  mientras aumenta de día en día en número de las víctimas?...”.

“El peligro del poder de captación de los homosexuales queda bien patente por el hecho de que mentes privilegiadas, filósofos como Platón y Sócrates, escritores como Wilde, Lord Byron, Shakespeare y Gide, entre otros, hayan proclamado –abierta o enmascaradamente- su profesión a este vicio.
La sociedad necesita defenderse y tiene derecho a ello. Ha de defenderse de los criminales de toda clase y también de los viciosos que pueden minar los mismos cimientos en los que se basa su propia existencia. Por lo tanto, se impone la conveniencia y la urgente necesidad de ilustrar al público sobre algo tan poco conocido como es la homosexualidad”. 

“Es indudable que un libro semejante encontrará alabanzas pero también hallará detractores. Estos últimos figurarán –probablemente- entre aquellos que poseen el mismo turbio espíritu de los vituperados fariseos, capaces de observar el formulismo de la ley pero no su esencia, o el de los acusadores de Friné, o el de cuantos temen verse retratados o descubiertos y quieran que siga existiendo un velo tupido sobre sus torpes deseos, para así poder campando a sus anchas en el seno de una sociedad que, despreciándoles e incluso castigándoles, no consigue hacer que desaparezcan”.

Bien, tengo un turbio espíritu entonces. Estas joyas salen solamente del prólogo del libro. Estoy deseando leer los capítulos sobre hermafroditismo y lesbianismo.

Creo que he hecho un bien retirando este libro del estante de ese sitio. También he recuperado un libro que sobre el aborto, escrito en 1975 por dos señores muy importantes de la Universidad de Navarra.

2.4.12

El antisexismo no es un asunto particular

Durante el Febrero Feminista se celebró una charla sobre el Machismo en los movimientos sociales en el contexto zaragozano. Se comentaron muchas cosas interesantes, pero hay una en particular que me ha venido acompañando desde esa tarde. Además, últimamente me recomendaron este texto de Fugitivas del Desierto que da mucho que pensar a este respecto.

Se comentó en la charla del Febrero Feminista la reticencia que se había observado en los hombres a tomar parte en los movimientos antisexistas. Se realizó una interesante comparación entre esta actitud y la de las mujeres frente a los movimientos antimilitaristas: las mujeres se posicionaron a favor de la lucha antimilitarista ya que, aunque eran los hombres los que hacían la mili en este país, se consideraba que el problema era más amplio y profundo, y ellas se sentían interpeladas por esa lucha. Sin embargo, se sigue considerando que el feminismo es un asunto particular de las mujeres. ¿Por qué son incapaces o tan reticentes a posicionarse junto a nosotras? ¿Cómo no son capaces de ver que el sexismo y el heterosexismo también les afectan? Y, aunque no les afectase, ¿tan difícil les resultaría mostrar su apoyo? ¿Existe cierto miedo a perder una posición de privilegio bien arraigada? ¿Existe alguna pérfida conexión entre ser feminista y ser mujer, por lo tanto un hombre feminista es un hombre afeminado? ¿La identidad de género masculina exige no ser feminista?

Se llegó a comentar que el feminismo ha provocado, en el contexto de los movimientos sociales de Zaragoza, “rupturas dolorosas y sangrantes”. ¿Cómo es posible que una lucha contra el sexismo pueda causar esas rupturas? ¿Tendría sentido decir que las luchas antiracistas, anticapitalistas, antimilitaristas, etc., han causado rupturas en algún movimiento social?

¿Por qué hay personas blancas luchando contra el racismo, heterxs y gente cisgénero en colectivos LGTBQI, y no hay apenas hombres en movimientos antisexistas?

Las luchas antisexistas y antiheterosexistas no son un asunto particular que sólo afecte a las mujeres y a personas LGTBQI. Los asuntos de las identidades de sexo y género y de las sexualidad no normativas no son particulares. El mero hecho de considerar que son particulares es ya un ejercicio de opresión. Considerar a estas personas como minorías y no como representativas de lo humano es una marginación que les arroja al lugar de lo abyecto. Aún no se ha comprendido en los movimientos sociales que los discursos de las mujeres y de las personas con sexualidades, sexos y géneros no normativos ofrecen perspectivas que ayudan a cuestionar los propios privilegios y a adoptar una perspectiva crítica. Hablar de mujeres tiene que ver con los hombres; hablar de lesbianas tiene que ver con las personas heterosexuales: los géneros, y las sexualidades, están conectados, no se entienden unas categorías sin las otras. El lesbianismo no está fuera del esquema, por lo que dice mucho sobre la heterosexualidad.

Así pues, parece que hay unas luchas que son consideradas como universales y otras como particulares. Las luchas obreras, las luchas antiracistas, las luchas contra la corrupción de la política y la banca, etc., son entendidas como luchas universales que nos afectan a todas las personas. No se comprende todavía que el machismo nos recorre y nos atraviesa a todas las personas, que no somos seres atomizados, monádicos, que no somos sujetos soberanos que podamos elegir qué nos afecta y qué no. Todos estos mecanismos de exclusión nos racializan, nos generizan, nos sexúan, nos sexualizan, nos clasifican económicamente. No hay luchas particulares frente a luchas universales que sean más importantes.

Deberíamos, sin embargo, pararnos a pensar en por qué se privilegian unas luchas por encima de otras que están sin duda conectadas y que se complementan; deberíamos pensar en qué mecanismos de exclusión y qué ejercicios de marginación estamos reforzando cuando despreciamos unas luchas por considerarlas un asunto personal o particular que no afecta a lo que se considera representativo de lo humano.

21.1.12

Mary Wollstonecraft


Está bastante claro, no necesita comentario alguno.

Por otra parte, mucho se podría decir sobre esta gran mujer. Ahí van unas pinceladas.

Filósofa y escritora británica del siglo XVIII. Escribió en 1792 la Vindicación de los derechos de la mujer, texto reivindicado por el feminismo igualitario. Wollstonecraft critica en este texto las tesis de Rousseau pues, aunque es considerado como un gran pedagogo, asientan las bases del patriarcado moderno. La educación que propone Rousseau es completamente diferente para hombres y para mujeres: las mujeres no necesitan una educación racional, sino simplemente una educación doméstica, encaminada hacia la consecución de placer para el hombre.

Es, sobre todo, una obra que condena la educación que se daba a las mujeres porque las hacía “más artificiales y débiles de carácter de lo que de otra forma podían haber sido”, y porque deformaba sus valores con ”nociones equivocadas de la excelencia femenina”.

Wollstonecraft propone la idea de que las esposas deberían ser las compañeras racionales de sus maridos. Las mujeres deben de ser educadas pues, al ser ellas las que se ocupan de la educación de la prole, éstas deben estar bien educadas para poder pasar el conocimiento a la siguiente generación.

10.12.11

¿Qué significa "feminismo"? (Monique Wittig)

El debate sobre la eliminación de la palabra "feminismo" por la carga de negatividad que conlleva sigue abierto; hay quien considera que "anti-sexismo" es una forma más adecuada de llamar a esta lucha, sin embargo, estoy de acuerdo con Monique Wittig: 

¿Qué significa "feminista"? Feminismo contiene la palabra "fémina" ("mujer"), y significa: alguien que lucha por las mujeres. Para muchas de nosotras, significa alguien que lucha por las mujeres como clase y por la desaparición de esta clase. para muchas otras, esto quiere decir alguien que lucha por la mujer y por su defensa --por el mito, por tanto, y su fortalecimiento. 

Pero, ¿por qué ha sido escogida la palabra "feminista" si es tan ambigua? Elegimos llamarnos "feministas" hace diez años, no para apoyar o fortalecer el mito de la mujer, ni para identificarnos con la definición que el opresor hace de nosotras, sino para afirmar que nuestro movimiento tiene una historia y para subrayar el lazo político con el primer movimiento feminista [la primera ola feminista]. (Monique Wittig, "No se nace mujer", El pensamiento heterosexual y otros ensayos, Madrid, Egales, 2006, p. 37). 

4.12.11

Buh, qué miedo, ¡ésa es feminista!


Traducción de la imagen:
Feminismo no es una palabra sucia. No quiere decir que odies a los hombres, no quiere decir que odies a las chicas que tienen bonitas piernas y están bronceadas, y no quiere decir que seas una perra/arpía o una bollera - quiere decir que crees en la igualdad. 

Aunque algunas de nosotras odiamos a algunos hombres, odiamos a algunas chicas (tengan o no bonitas piernas), somos unas perras y unas arpías lesbianas y no creemos en la igualdad tal y como nos la venden. 

La constante presión de tener que justificar que no somos una de esas feministas es simplemente otro ejercicio del patriarcado. 

19.11.11

Desmontando mitos: el feminismo favorece sólo a las mujeres

El feminismo no es una lucha de mujeres para la liberación de las mujeres, únicamente. El feminismo es la lucha por abolir un sistema que tiene unas rígidas normas de sexo, género y sexualidades que establecen unos roles rígidos que se han de seguir. Tanto los hombres como las mujeres no nacemos sino que nos hacemos, nos construimos en base a unos modelos de masculinidad y feminidad imperantes en el momento histórico que nos toca vivir

Así, el sistema heterosexista en el que vivimos afecta no sólo a las mujeres, sino también, de muchas formas, las vidas de los hombres (y de personas que no se adscriben ni en la categoría de las mujeres ni en la de los hombres); no afecta solamente a las mujeres, sino que es un sistema establecido que toma el control sobre las vidas de todas las personas.

Este sistema potencia relaciones de opresión y de poder entre las personas, dividiéndolas en categorías y subgrupos. Enfrenta a los grupos de población como forma de control y de imposición de los valores hegemónicos.

Pensar que con la lucha feminista se favorece sólo a las mujeres, y no a la sociedad en general; pensar que, incluso, con la lucha feminista se perjudica a los hombres puede ser visto como una analogía de la idea de que con la lucha anti-esclavista sólo se favorecía a los negros y que, de hecho, se perjudicaba a los blancos, que perdían mano de obra gratuita.

La lucha por la liberación de un sector de la población, cualquiera que éste sea, debería ser fomentada y estimulada.

Una vez mas, sentido común.

Aunque se puede discutir, y lo discutiremos, aquello de las “diferenciaciones naturales”, podemos recoger las frases finales de El segundo sexo de Simone de Beauvoir: “para lograr esta victoria suprema [hacer triunfar el reino de la libertad] es necesario, entre otras cosas, que más allá de sus diferenciaciones naturales los hombres y mujeres afirmen sin equívocos su fraternidad”. Tendría, entonces, todo el sentido del mundo si los hombres que se preocupan por la libertad en esta sociedad se preocuparan también por las luchas antisexistas.

 

Qué NO es el feminismo



1.- NO es lo contrario del machismo
2.- NO es una lucha contra el hombre
3.- NO es una lucha sólo de mujeres
4.- NO es un movimiento excluyente
5.- NO es un movimiento ni un invento nuevo
6.- NO es una moda ni una tendencia
7.- NO es represión, es liberación
8.- NO es una lucha de mujeres frustradas
9.- NO es una lucha del pasado